La implantación de un ERP es un proceso doloroso, en el que
hay altas probabilidades que los objetivos planteados inicialmente se frustren
y vayan abocados al fracaso.
Una de ellas fue debida a que el sistema se personalizó
excesiva por lo que consumió demasiados recursos provocando retrasos en la
implantación.
Además, el proceso de trasmigración de traspaso de datos no
se realizó de manera automatica y hubo que insertar muchos datos a mano, por lo
que es possible que haya muchos problemas en el desarrollo del software.
A esto se le une la falta de adecuada formación al personal que va a
utilizar diariamente el sistema.
Pero no todas las acciones tomadas durante el proceso de
implantación fueron malas. Se tomaron una serie de medidas que facilitaron la implantación
del sistema en la compañía, como son establecer un vocabulario estándar y unas
directrices, definir una jerarquía de accesos adecuada y realizar
comprobaciones periódicas.
Se decidió que la implantación del sistema se hiciera de
manera secuencial,
empezando por el módulo de finanzas y continuando con los demás, una vez que el
anterior funcionaba correctamente.
También se utilizó la implantación paralela, ya que el sistema antiguo
continuó funcionando simultáneamente durante varios meses. Esto ocasionó una
duplicidad de sistemas y un mayor estrés para el departamento informático, pero
contribuyó a una asimilación menos traumática del nuevo sistema por parte de
los usuarios finales.
El objetivo era conseguir que la información fuera más precisa
y que estuviera actualizada en tiempo real, con el objetivo de aumentar la
satisfacción de los clientes y reducir el stock en almacén para disminuir
costes.
Sólo decir que por muy traumatico que sea, merece la pena,
eso sí, una vez que ya funciona!! ;)
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